210110

esa noche de enero lo supe. en el infame starbucks de gante, esperando. fue entonces que tu ausencia clavó en mí su proverbio maldito: tendría que defenderme de ti. de la idea que se fue acumulando como cochambre de opio.

fue hace dos años, querido. justamente dos años. sólo quedaron las palabras de szymborska. porque sí, la realidad exige.

hoy no te escribiré felicitaciones estilo hallmark (estoy segura que las tuviste). no te invitaré a escuchar jazz en los sótanos del centro: no llegarás. no esperes bromas a costa de tu edad y arrugas (para allá voy, not funny). quizá un abrazo, un brindis con tinto y mi desentonado happy birthday (pero el día ha terminado) (y con él tu cumpleaños).

sólo me queda para darte, pues, mi adiós. la realidad exige y hoy en este campo florecen galaxias infinitas.

311208

recuerdo que odiaba a mi padre. tenía 9, quizá 10.

es la última noche de 2008 y todos reímos. sirvo vino en su copa y lo beso una y otra vez. lo abrazo y juego con sus costillas. comemos, lo observo y me aferro a ese recuerdo. quisiera sacarle las tripas y exponerlas. oler la sangre derramada de la memoria, exprimirle el jugo hasta que seque y erosione.

1991: lloro bajo las sábanas. mi hermano me pregunta qué pasa y yo callo. le reclamo a dios, lo cuestiono y sólo me alimento de preguntas yermas.

la memoria, cambiante y caprichosa. distinta para todos. la mía, polaroids sin secuencia ni línea de tiempo. rostros y lugares aquí y allá. sepia o technicolor. algunas son de un nítido abrumador, otras se han desdibujado por el polvo y la falta de oxígeno.

mi padre: su barba. el fútbol por la televisión, cada domingo. sus salidas al trabajo por la madrugada. su ausencia. la ira. sus historias de juventud (de su salida de casa a los 9 años, de cuando fue trailero, su paso por aguascalientes amarrando gallos a los 16).  su mirada intimidante. el respeto de extraños. los gritos en casa. cuando, encolerizado, bajó a mi madre del auto. su llanto que exhibía el infierno en su corazón. cuánto dolor y culpa.

el trampantojo de nuestra historia. batallas hinchadas de avispas pérfidas. después de la última, mi vida quedó reducida a tres maletas y un apellido. en la calle me hablaban de los lazos de sangre, así que prolongué la hemorragia nasal. no vi nada. por favor, díganme dónde están. quiero sentirlos, vestirme con ellos, olerlos y destruirlos cuando me asfixien.

lloraba por las noches y reclamaba a dios que ella muriera y no él.

2008: escucho la música del fin de los tiempos y lo quiero más que nunca. sólo existe este cello y la voz grave que recita el poema de aves alcoholizadas y trenes erráticos. se extingue la luz del último día del año. los evito a todos, amigos y estúpidos. las calles y los centros comerciales me provocan náusea. quiero perderme entre los árboles, ver los pinos estremecer con ese violín de melancolía fatal y abrazarlo.

ya no hay juicios pero vaya que el dolor es terco. perder y ganar tiempo. las utilidades del silencio y los beneficios de la distancia. la ociosidad de las palabras y la elocuencia de su beso en mi frente.


happybday

Hoy cumple años. No sé cuantos (ni su misma madre lo recuerda). Imagino cómo fue. Toda la música (6 ó 7 horas de mariachi), toda la comida (sí, esperaban a más gente), todo el alcohol (whisky para los amigos, coñac para él). Y los amigos. Los “amigos”, aquellos por los que gusta presumir, aparentar, divertir. Casi como obligación. Por todo lo que no tuvo y ahora se esfuerza por demostrar. Pequeño nuevo burgués. Hablará, cantará, abrazará y besará. Con una rubia junto a él a la que dobla la edad. Se le ve feliz. Ellos, los invitados, seguirán su juego, lo creerán por un momento. Y la noche será su pretexto para decir adiós. Y él intentará detenerlos y lo logrará por momentos. Sus hijos lo critican y evitan estar cerca de sus excesos y su patético quererquedarbien. Los manda llamar y ellos lo harán con la determinación de un cabo. Me gustaría saber qué pensaste al apagar las velas (tuviste velas que apagar?), desearte todo, un abrazo y un beso. Pero aún no veo tu número en la pantalla cuando suena mi teléfono. Tres meses y de ti sólo la ausencia.  ¿Cuánto gastaste esta vez, padre? No importa. Aún no existen cheques que te eviten esas lágrimas al amanecer.


dime dónde trabajas y te diré quién eres

es en los tiempos de cambio cuando debes parar, voltear y recordar… las decisiones nunca son fáciles… mi dilema continúa pero, pase lo que pase, disfruté con intensidad cada momento de ese sitcom llamado revista emeequis.


de alguna forma.

el corazón más frío, porque todo es una mentira. es un violín imperfecto, tan melancólico, que va derramando porciones de tristísima ceniza sobre tu estómago y no queda mas que llorar. pero algo sucede, una guitarra, dos voces, todas. y entonces, la emoción se manifiesta en un aplauso sin fin.